22.1.13

The Whitest boy alive: Burning


La historia nos ha dejado músicos muy prolíficos. Mozart, por ejemplo, compuso 1080 obras conocidas: canciones para órgano, corales, arias, óperas… Frank Zappa compuso más de 80 álbums de rock, jazz, blues, música electrónica, clásica, obras de teatro, películas y todo lo que pasó por su genial cabeza.

A día de hoy, con una industria musical tan agresiva, donde los críticos y las listas de ventas son capaces de devorarte de un bocado, es difícil encontrar artistas tan atrevidos y versátiles. Lo normal es que los músicos se aferren a un proyecto medianamente exitoso como a un tablón en medio del naufragio. Pero si rebuscamos un poco, aún podemos encontrar algunos talentos arriesgados, exploradores del sonido que vagabundean de un estilo a otro, inician y clausuran proyectos con la única preocupación de sacar toda la creatividad que tienen dentro. 

Erlend Oye es uno de estos aventureros. Nacido en Noruega en 1975, sus inquietudes artísticas le han llevado a recorrer Europa participando en numerosos proyectos: grupos de pop, música electrónica, producciones con más artistas o en solitario… El último de sus inventos es The Whitest Boy Alive. Lo que comenzó como música electrónica ha acabado siendo una banda completamente instrumental: una guitarra, un bajo, una batería y un teclado. Y es que, teniendo creatividad... ¿qué más se necesita?